Veo el fuego rodearte, al verlo me siento como una mariposa nocturna, me siento como un simple mosquito. Me atrae, me hace no detenerme a pensar, me hace olvidar las bajadas de esta montaña rusa por la que me haces transitar.
No se si acabaré quemandome, no lo se. Pero incluso aunque lo haga, incluso aunque acabe detenido en una de las bajadas, aunque acabe como uno de tantos mosquitos en una noche de verano; siempre me quedará tu fuego, aunque sea en el recuerdo, aunque sea como una quemadura perenne en mi corazón.
martes, 2 de septiembre de 2008
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