viernes, 29 de agosto de 2008

Raices encendidas


"Raices encendidas", originalmente cargada por solifugo.

Mientras aún estaba abriendo su ojo derecho, mientras empezaba a ser consciente de que su corazón volvía a latir, mientras su alrededor se iba tornando en formas y colores reconocibles, iba siendo consciente de que todo había cambiado, que nada volvería a ser igual, que todo en lo que creyó un día se había perdido, había sido enterrado en una tierra fertil para el odio, el desconsuelo y la desidia. Que ese mismo abaono había apagado sus raices.

Una vez despierto comenzó a reconocer sonidos, su propia respiración, su mano rasgada por una barba de unos días, una canción. Al comienzo apenas la reconoció, pero pronto comenzó a prestarle atención. Era la primera canción para su nuevo ser, para esa persona, que tras perderlo todo, acababa de nacer.

Ya puesto en pie, comenzó a darse cuenta de lo que había perdido. Tras una vida buscando su sonrisa, tras una vida de soledad, lo había encontrado. Un verdadero motivo para ser feliz, un verdadero significado que darle a la palabra felicidad. Y de repente, todo, lo había perdido, había desaparecido.

Tambaleándose, se dirigió a la radio y mientras subía el volumen, comenzó a recordar el momento en que ella dejo de sonreír, en que dejo siquiera de mirarle. El mimo día que la calidez de su sonrisa había desaparecido, fue el mismo día que el decidió dejarse llevar, fue el mismo instante en que decidió volver a ser un barco a la deriva, una isla en el centro de un desierto árido y vacío.

Aun resonaban los últimos acordes de su primera canción, cuando decidió cambiar de escenario, cambiar de habitación. Esa le recordaba demasiado a ella, a él cuando era otro, a cuando realmente quería amar y ser amado.

Días después olvidó la canción, dejó su rostro sin señales de aquella incipiente barba y dejó de recordar que era alguien diferente mientras se dejaba caer en falsos amores de una noche.

Solo un día al levantarse, volvió a reconocer la canción, volvió a despertar, ya sin barba, ya sin tener que tratar de adivinar donde se encontraba, pero igual de vacío, igual de perdido.

Seguía sin tener motivos para vivir, seguía sin tener cerca unos ojos a los que consolar, con los que guiarse en la oscuridad de su destino, a los que mirar mientras su corazón se sintiera vivo, por los que volver a escalar una montaña.

Pasarían los días, meses y los años, y todo quedó enterrado, todo quedó oculto mientras no sonara aquella canción, mientras no volvieran a tocarla.

Ese nuevo ser había sido condenado el mismo día de su nacimiento, había sido atado a su más triste recuerdo. El único motivo de felicidad se había convertido en sus cadenas, en su guadaña.

Solo se dio una oportunidad, solo vilvio a desenterrar su odio una vez. Solo volvio a buscar unos ojos por los que volver a ser feliz, solo una vez.

Mientras aún estaba abriendo su ojo derecho, mientras empezaba a ser consciente de que su corazón nunca dejó de latir, mientras las formas y colores de su alrededor seguían siendo las mismas de la noche en que murió, mientras recuperaba el aliento que perdió; echo de nuevo una mirada a su izquierda, y volvio a ver los ojos por los que se habia dado una oportunidad, por los que volveria a escalar una montaña, por los que sus raices se volvieron a encender....

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